Las palabras cargadas de energía tienen el poder de crear o destruir relaciones y la capacidad de crear situaciones acorde a lo que dices. Tus palabras moldean una situación en un momento determinado.
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
Por lo tanto, es importante que cuidemos y nutramos nuestro corazón, llenándolo de la Palabra de Dios y permitiendo que su Espíritu nos transforme. Solo entonces podremos utilizar nuestras palabras como un instrumento del amor y la gracia de Dios.
La fuerza de las palabras es tal, que no son necesarias demasiadas para causar una profunda alegría o una honda tristeza. Muchas veces basta una frase que valide una emoción que sentimos o un párrafo corto que ataque nuestro punto más débil.
¡No dejes pasar esta oportunidad de acercarte a la fe y fortalecer tu vida diaria con la palabra divina!
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Por el contrario, cuando nos dejamos llevar por palabras negativas o destructivas, nos afecta emocional y espiritualmente.
El poder de nuestras palabras también se refleja en la forma en que hablamos de nosotros mismos. En lugar de llenarnos de negatividad y autocrítica, debemos usar nuestras palabras para afirmarnos y recordarnos quiénes somos en Cristo.
Vamos a ver cómo se puede utilizar el poder de la palabra para que se ponga de nuestro lado, para hacer daño o simplemente conseguir algo de nuestro interlocutor, aunque sea hacerle feliz.
En la Biblia, también encontramos el poder transformador de la palabra de Dios. Hebreos 4:twelve nos dice: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».
La palabra tiene un poder tremendo para construir o destruir. En esta predicación, exploraremos cómo las palabras pueden impactar nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean.
Esto significa que debemos filtrar nuestras palabras y asegurarnos de que sean edificantes, útiles y llenas de gracia. No debemos usar nuestras palabras para herir o destruir, sino para construir y fortalecer a los demás.
Descubrir este maravilloso principio nos invita a confiar en su Palabra y a reconocer que, a través de ella, podemos experimentar transformación here y bendición en nuestras vidas. ¡Qué privilegio es para nosotros contar con la Palabra de Dios como guía y fuente de vida!
Nuestras palabras también tienen el poder de sanar y restaurar. Proverbios twelve:eighteen nos dice: «Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada, pero la lengua de los sabios es medicina».